"El mayor error lo comete quien no hace nada porque cree que sólo podría hacer un poco". Edmund Burke.

lunes, 18 de junio de 2012

CSIF responde a Beteta, el del cafelito, sobre las vacaciones de los funcionarios

En los últimos días asistimos a una nueva fase en la repugnante ofensiva contra los empleados públicos. En España, el Secretario de Estado de Administraciones Públicas (otra vez Beteta, el del cafelito) ha remitido a todos los Ministerios una instrucción sobre jornada y horarios a la que acompañan dos anexos muy curiosos: código ético para los directivos de las Administraciones públicas y un código de buena conducta para los empleados públicos. Para CSIF no deja de ser curioso que el documento se filtre a la prensa antes incluso de negociarse en mesa o de, siquiera, dar traslado a los sindicatos. Una filtración intencionada que busca poner en el punto de mira al empleado público para, quizá, eludir otras responsabilidades propias.

De los recortes en materia de horario, que de momento nos afectan colateralmente a la Administración de Justicia, os damos cuenta en la circular que os adjuntamos. Pero, en este comentario nos centramos en esos dos anexos que han sido divulgados a lo largo y ancho de la prensa nacional. (sigue en más información)



Los empleados públicos no necesitamos que alguien nos recuerde que no podemos aceptar regalos como tampoco necesitamos que se nos recuerde de los peligros que para nuestra independencia supone entablar relación con personas cuya actividad laboral está conectada con nuestro trabajo. Estas son dos de las perlas de ese código de buena conducta. Para recordarnos todo eso tenemos, nuestra conciencia y, además, unas normas disciplinarias que nos marcan las funestas consecuencias que tiene desviarnos de nuestra función.

La pregunta es, si los políticos en general conocen estas dos normas de conducta básicas. Y la duda muy razonable que nos invade es si la triste y penosa situación que vivimos se podría haber evitado con tal de que nuestros políticos (de todos los partidos) se hubieran comportado conforme a este código de conducta que ahora blande Beteta contra los empleados públicos. 


Documento adjunto:

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