"El mayor error lo comete quien no hace nada porque cree que sólo podría hacer un poco". Edmund Burke.

sábado, 29 de marzo de 2008

Reflexiones sobre la huelga (1): errores de comunicación.

Una de las tareas a las que me he dedicado estos últimos días después de la huelga es a analizar los acontecimientos con la máxima objetividad posible en busca de errores cometidos durante el proceso de negociación y la huelga. Para ayudarme en este análisis he recabado información de compañeros a los que directamente les he preguntado que les ha parecido el acuerdo firmado. Son pocos, muy pocos los que critican el acuerdo calificándolo de malo. La mayoría, una vez hechos los correspondientes números y los días de huelga efectiva, coinciden en que el acuerdo es bueno e incluso muy bueno. Algunos se preguntaban si no había sido firmado demasiado pronto, que quizá con la presión que se estaba realizando había que haber aguantado más. Otros aluden a los que, a su juicio, son errores de los sindicatos en la negociación como por ejemplo lo exagerado, a su juicio, de la primera cantidad reivindicada. Todos se lamentaban de esa fatídica primera asamblea que ha estado presente durante toda la huelga. Intentaré tratar todos estos temas en dos o tres partes para una más fácil lectura. Empezamos.

De todos los errores que seguro hemos cometido las centrales sindicales creo que el principal y más grave hace referencia a la comunicación. Sobre todo esa primera asamblea en la que se dio una malísima impresión que nada tenía que ver con nuestra actitud real. Creo que ya ha quedado lo suficientemente claro pero, por si acaso, lo repetiré una vez más. Es falso, radicalmente falso, falso de toda falsedad que en la reunión del día 3 de marzo previa a la huelga, los sindicatos firmaramos un acuerdo con el gobierno de Cantabria. Es más tampoco se puede sostener que se llegara a un acuerdo verbal como así consta en el acta de dicha reunión. Así, tras la exposición de la última oferta de la administración los sindicatos respondimos que era claramente insuficiente y que estaba lejos de las aspiraciones de los trabajadores que en esa reunión se situaron en la horquilla de 450 y 500 euros. Asimismo, se le solicitó al Consejero un último esfuerzo en respuesta a esos 450 euros que se le lanzaban encima de la mesa. Después de hablar del horario se cerró la reunión sin desconvocatoria de huelga (como ya se le había advertido al principio de la sesión) y se le informó que a la mañana siguiente tras la consulta en Asamblea se le transmitiría una contestación al respecto. Dicho esto, nuestra intención ese día 4 de marzo era que todo el mundo hiciera el análisis que empezó a manifestarse la mañana del lunes día 17. Que se valoraran las condiciones de esos 350 euros, por ejemplo, que no precisaban ningún día de huelga ni descuento alguno o esa pregunta que surgió el lunes 17 de por cuánto estamos haciendo la huelga. y que cada uno tomara una decisión en función de sus circunstancias. En ningún momento se pretendió defender esa propuesta que previamente se había calificado de claramente insuficiente. En asamblea se decidió que la huelga continuaba y así se le transmitió al Consejero a media mañana. Es cierto, que dimos una imagen de personas apagadas y sin entusiasmo pero también es cierto que, existía y mucho, cansancio pues la negociación lleva muchas horas de dedicación, al menos, si se pretende llevar los asuntos preparados. No es una excusa pero es una realidad que influía en nuestro estado de ánimo. Por otro lado, bajo mi punto de vista, las personas que negocian en una mesa deben ser las más frías de toda la asamblea pues, como ya dije en su momento, la responsabilidad que adquirimos tras las últimas elecciones(y que yo reclamaría de mi representante sindical) impide hacer las cosas alegremente y exige que desde el primer día de huelga se comience a pensar en como salir de la misma. Se trata, como digo, del ejercicio de sensatez y responsabilidad que creo debe regir la actuación de un representante sindical en todo momento. Por otro lado, la circular que se repartió no ayudó en nada a mejorar la imagen dada y, a pesar de las explicaciones de su autor que la redactó a toda prisa cinco minutos antes de comenzar la asamblea, esa circular pesó como una losa en el sentir de la Asamblea sobre nuestra actuación. Nos equivocamos ese día y debemos aprender de lo que allí sucedió. Ese día fueron los funcionarios los que tiraron del carro y hay que agradecer ese esfuerzo como el de las personas que colaboraron en el desarrollo de las actividades durante el período de huelga. En cierto modo, todo ésto no deja de ser una manifestación de la unidad que hemos demostrado todos estos días y que, espero, no se acabe nunca. Gracias.

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